sábado, 18 de octubre de 2008

Dedos entumecidos

Tiempo va desde que no escribo,
Y es que cosas raras pasan por mi mente cuando me encuentro solo,
A veces el miedo, a veces la gloria…
A veces la dicha y a veces la pena ilusoria;

Tengo momentos de locura,
En las que embarga mi ser la alegría de un infante,
Y están esas veces de nostalgia infinita,
Transcurridos seis segundos tras un abrazo,
Y llega la melancolía cuando no siento tus labios.

Llega todo y sigo esperando...
Y te traigo a mi mente, para resucitar los sabores del mañana.
Y te traigo para no desfallecer, cuando pierdo la batalla.
Y te traigo para mi calma, cuando el alma abatida sangra los anhelos.

Lo que siempre dije... lo que siempre repito,
En silencio más que a mi mismo, amo tu sonrisa e idolatro tu recuerdo,
Amo el perfume que se adueña del ambiente,
Cuando sueltas tus cabellos a cabalgar con sigilo sobre el viento.

Me deleito,
Cuando me abrazas frente a todos
Y me entristezco cuando te distancias,
Cambio mis ánimos, cual mercurio expuesto a la temperatura,
Según tu trato...
Cuando no te importa que nos vean y encolerizo cuando te distancias,
Cuando brillan tus sonrisas y arisco cuando te distancias,

Pero encadenas mi voluntad a la tuya,
Cuando me dejas acompañarte y cuando eres una niña enamorada,
Cuando besas, cuando hablas y cuando callas...
Tu ser entero, palmo a palmo, poro a poro, me cautiva y encarcela

Quiero darte por entendido, es lo que quiero que vivas,
Y es que aún tengo esperanzas en que no debo deciros las cosas que quiero,
Quiero la que adora al que asiste, la que besa y la que llora,
Quiero la que quiere por que siente que la quieren,
Y que ama por que siente que la aman...

Quiero la que no tiene, no siembra y no teme a las dudas.

Recuerdos del Ayer

El Viento nocturno me roza la faz...
Y las nubes del alma... claman ¡piedad!

Hoy te he vuelto a ver...
Un extraño cosquilleo,
Recuerdos del ayer...

Esta noche, absorta ante tu presencia,
Es testigo de tu dura indiferencia.

Es la luna, aliada de mis versos.
Eres tú, en donde sucumben mis ideas.
Son tus labios... presencia del pecado.
Y tus manos el espejo de mi llanto.
Son tus ojos, abismales paraísos...
Testigos de mi hondo sentimiento.

Eres como tu nombre,
Hermosa, lozana, una flor...
Símbolo de amor, de pureza y de pasión.

Hemos cruzado por instantes las miradas.
He sentido el hielo, hecho mujer.

Una lágrima nace en el alma
¡Un corazón es el que te habla!

Hoy te he vuelto a ver...
Un extraño cosquilleo,
Recuerdos del ayer...